Recuerdo una noche en particular:
– Elena, ¿adónde vas?
– ¡Shh, pequeñaja! No hables tan alto que vas a despertar a mamá y a papá.
– Pero ¿adónde vas?
– A dar una vuelta, Sofía. Pero no le digas nada a papá y a mamá, no seas chivata.
– Yo no soy ninguna chivata, nunca les cuento nada, pero no me parece bien que vayas con tus amigos. Mañana tienes un examen.